domingo, 27 de noviembre de 2011

Es como verdaderamente estoy y no mas que eso...

Solamente ami me pasa esto...
Siempre me han dicho que las princesas no lloran. Que nunca estan mal. Que jamas dejan de sonreir. Que no tienen miedo a nada. Que son valientes. Que pueden consegir lo que quieran. Siempre me han dicho que yo era una pequeña princesa pero... no lo soy. No lo soy porque yo si que lloro y tambien estoy mal. No sonrio siempre y tengo miedo a muchas cosas. Jamas me gustaron las princesas. Desde niña las he odiado. Quiza sea porque ellas representan todo lo que yo no soy y todo lo que la gente ve bien. Suelo llevar la contraria al mundo entero. Lo sé. Puede que sea la chica mas complicada que exista en el mundo. No lo puedo negar, pero... jamas en mi vida he intentado ser algo que no soy. No soy una princesa y no quiero serlo. No espero que todo me salga bien. No creo en los principes azules que son capaces de cambiarte la vida en un abrir y cerrar de ojos. Solo conozco sapos y ranas que siempre terminan haciendome daño. No creo en palacios de cristal ni en besos de ensueño. No creo en nada porque todo es irreal. Ahi fuera las cosas no son como parecen. hay personas increibles y otras que es mejor tener lejos. Hay momentos inolvidables y otros que desearias borrar de tu mente. No existe un equilibro entre el bien y el mal. Los malos siempre ganan y los buenos pierden
Me he cansado. Me he cansado de llorar, cuando realmente quiero gritar. Me he cansado de hacer malabares para encontrar en qué punto del camino hice yo algo mal, cuando la culpa es de otra persona. Estoy hasta los cojones de lanzar puñetazos y hacerlos volverse contra mi pecho. También me he cansado de tener que aparentar que una situación es normal, que nada ha pasado. Fingir que nada tiene tanta importancia, que no me afecta y a nadie afecta, que es común.
Me he cansado de intentar hacerme creer que no necesito cosas. Que no lo necesito, sino que lo quiero. NO. Hay cosas que se QUIEREN y hay cosas que se NECESITAN. Hace varios años, llenaba hojas de cuadernos llorando que me faltaba algo, que necesitaba algo y no sabía qué. Cuando me cansé de lloriquear, decidí que ya no quería necesitar cosas nunca más. Ahora comprendo que esas cosas no se deciden y que todos –sí, todos- tenemos necesidades. Y sólo quienes lo admiten y se preocupan por atenderlas y satisfacerlas, viven felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario